martes, 24 de noviembre de 2009

► Sorry, eso no va conmigo

Hace tres días recibí un llamado que me dejó pensando que la naturaleza del ser humano es algo extraña. Como que polariza, estereotipa y crea personajes en su cerebro que no tienen nada que ver con las personas reales.

Todo comenzó cuando fui a la inauguración de la boutique de mi amiga y con dos amigos comentábamos acerca de esta columna, de lo que me gustaba escribirla y de qué temas habíamos tocado en ella, pero llegó un conocido o medio conocido de mis amigos y escuchó, haciéndose el desinteresado, una conversación que nadie lo había invitado a participar. Pero el ambiente era bastante agradable, y yo no sentí que había ningún problema en eso.

Sin embargo, la historia con ese hombre tenía segunda parte: el medio conocido de mis amigos se consiguió mi número de teléfono y me hizo un llamado bastante poco grato: “Hola Karen, ¿Te acuerdas de mí? Estuvimos en la inauguración... Mira yo escuché a lo que te dedicas y con un grupo de amigos organizamos una fiestecita para ti... Supongo que contamos con tu presencia... Una mujer como tú...”

-¿Fiestecita? -pregunto yo, sin entender nada.
-Sí, me refiero una orgía, mina. Supongo que una mujer liberal como tú va a aceptar -dijo él con tono canchero– no puedes desilusionarnos.
-No voy a aceptar -dije yo con tono de “¿quién te dijo que me gustaban las orgías?”.
-Pero ¿Qué onda, mina? Parece que no eres nada de “pro”. Nos equivocamos contigo entonces. Eres una cartucha, Karen Laing.

En fin. Una linda conversación con un confianzudo. Pero perdón ¿Hablar de sexo es igual a participar de orgías, tríos y swingers? ¿Qué es eso de pensar que hablar de sexo es igual a “vamos a todas y con desconocidos”? Yo respeto a quiénes practican cada una de esas variantes, pero yo no lo hago. No me tinca. No tendría sexo con quién no conozco y no tendría sexo con más de un hombre a la vez. No sé en veinte años más, pero ahora no.

Es que no sé si jugar a las cambiaditas es una practica buena que te hace evolucionar como ser humano, pero sí sé que me cuido física y mentalmente y que hay ciertos caminos del erotismo que por ahora no van conmigo, porque creo que no me harían bien.

Aunque hay seres humanos que no ven la diferencia. Es como cuando se es simpática con alguien, o simplemente se toca algún tema medianamente sexual con un hombre y eso es leído por el tipo como: “esta mina quiere conmigo”. Ser directa no es “querer con alguien” y ser agradable tampoco.

Por lo tanto escribir una columna en donde se tocan temas relacionados con el sexo no es igual a ser una vagina sin sentimiento y razón. No quiero salir a la calle a succionar hombres como vampiro y no participaría de situaciones en donde no conoces el nombre de quién sorpresivamente ya se encuentra en mi interior.
Sorry, pero no soy tan “pro”. Parece que te desilusioné, "mino".

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