lunes, 30 de noviembre de 2009

► La pana del tonto o la tonta

Hay situaciones que frenan momentos divertidos y placenteros, o que, simplemente, le ponen un toque dramático al tranquilo curso de la vida, pero que no responden a agentes externos, sino que son, exclusivamente, culpa de nosotros y nosotras mismas, como la nunca bien ponderada pana de bencina. Una pana bien lesa y tirada de las mechas, que lo más probable es que nos haya pasado alguna vez en la vida o que nos vuelva a pasar. Un momento medio torpe en que en medio de una avenida decimos: “¿Porqué cresta no pasé a la bencinera?”.
¿Pero qué es una pana de bencina en el sexo? Es una situación que se da en un momento de desesperación, locura y deseo, pero que justamente nos impide hacerlo y por culpa nuestra y de nadie más. O sea, puedes patalear y llorar, morderte los nudillos de las manos, pero de coito, ni pensarlo. Que no te tomaste todas las pastillas o que simplemente no hay condón. Entonces decimos: ¿Por qué cresta no pasé a la farmacia?, o ¿por qué no aproveché de comprar condones cuando estaba comprando la crema hidratante, si son tan baratos?


Ejemplo uno: Fran y la señal divina.
Fran, mi amiga desde los trece años, estaba en el cumpleaños de un tipo que le gustaba mucho. La reunión era bien pequeña, estaba la polola del tipo y tres amigos más. En un momento los tres amigos se fueron a comprar cerveza y la polola del tipo recibió un llamado de la mamá (porque se había arrancado el perro de la casa y toda la familia debía ir en busca del can). Entonces Fran; se quedó sola con el tipo y leyó esto como una señal divina. Para lo que no dudó en acercarse a él, coquetearle y besarlo. El tipo nada de tonto le respondió y se fueron al dormitorio y llegaron a estar tan pero tan eufóricos que no dudaron en desprenderse de las ropas rápidamente (antes de que llegaran los tres tipos de la cerveza). Pero casi en el momento, Fran. se dio cuenta que no tenían condón. Y en vez de decirle al tipo que fueran a comprar rápidamente o que hicieran todo lo demás menos “eso”, ella leyó esto como otra señal divina. La señal divina le decía que no fuera mala persona y que hacer el amor con un tipo con pareja iba a ser una actitud bien penca (mmm... ahora se acordó). Entonces se vistió y salió de la casa sin dar ningún tipo de explicación al tipo, que a esa altura ya no le parecía nada de atractivo, sino un infiel sin escrúpulos más. “No pude hacerlo de pava, pero cuando la cosa no se da, es porque no hay que hacerlo nomás” –dijo.

Ejemplo dos: Coni sin su máquina depilatoria.
Coni, otra amiga de años, me contó que estuvo a punto de hacerlo con un chico con el que venía saliendo hace la no menor cifra de dos meses. Estaban en la casa de ella y los besos que él le dio en los hombros y la espalda la tenían flotando entre nubes multicolores, pero Coni se acordó de algo... No se había depilado. Y está bien cuando se tiene confianza, y se puede andar más al natural, pero a ella le dio demasiada vergüenza para ser la primera vez. “Estás loca que me iba a bajar los pantalones –gritó-, ¡parecía monito! Y todo por culpa de mi amiga Vane que me pidió la maquina prestada y no me la devolvió más. Pero le dije a él que no ‘estaba preparada’ porque no se me ocurrió una chiva mejor. Así no podía, lo iba a espantar”.


Y yo le encuentro toda la razón, porque no sólo la falta de anticonceptivos es una pana, hay otras de tipo más estético. En el fondo será por falta de condón, por falta de regularidad en la ingesta de la píldora o por exceso de pelo. También puede ser porque comimos mucho, de lesas, y nos duele la guatita por comilonas. Tantas variantes de la pana del tonto y la tonta en la cama. Pero para la próxima seamos previsoras, pasemos a la farmacia, tomemos la píldora todas las noches, o comamos un poco menos antes de hacerlo. El momento es tan recontra rico que no nos quedemos con ganas por no pensar en el futuro. Seamos precavidas, más vale perder un minuto en la vida... que perder un buen polvo. ¡Uy, dije polvo! ¡Qué grosera!

No hay comentarios: