lunes, 20 de julio de 2009

► La cuarta estación


Nos obliga a aletargar el paso, a cuidarnos de las inclemencias del tiempo, a buscar refugio. No sólo bajo un techo, sino también en ropas de abrigo y en deliciosas comidas. Ésta es época de sopas, de platos humeantes y dulces que dejan caer su hechizo; uno que hace desaparecer en segundos la culpa. En esta época del año no contamos las calorías y sólo nos dedicamos a disfrutar: del caldito que dejan las sopaipillas pasadas, de la mantequillas que se derrite sobre un trozo de pan amasado.

Es curioso que en nuestra niñez el invierno se mencione en cuarto lugar cada vez que se enseñaban las cuatro estaciones del año. O que algunas poesías se refirieran a él con tristeza. Curioso también el título de la película coreana Primavera, Verano, Otoño, Invierno... y Primavera, que hace énfasis en la época en que todo florece y no en la que se lleva lo añejo.

A pesar del prejuicio que genera el invierno, hay quienes lo disfrutan. Como yo, que adoro esta época del año, porque me reconforta mirar la lluvia.

El invierno invita a contemplarlo; y si es desde la tibieza de una tina, mejor. Disfruta la estación en que todo se mueve a un ritmo más lento.

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